HIDRATACIÓN – HÁBITOS ALIMENTACIÓN
Punto 1. ¿Cómo es tu hidratación? ¿Bebes suficiente agua? ¿Tu cuerpo tiene suficientes minerales? ¿Sabes por qué esto es importante? ¿Conoces el concepto de alcalinidad?
Continuamos con el tema que empezamos en la publicación “nuevos hábitos en tu alimentación».
La hidratación es uno de los aspectos más importantes en nuestra salud. El agua es la base de la vida. De hecho más de la mitad nuestro peso corporal es agua. Las reacciones químicas y metabólicas más importantes del cuerpo suceden en medio acuoso. En definitiva, necesitamos el agua para vivir.
Observar la cantidad de agua que bebemos puede ayudarnos a saber si lo estamos haciendo bien. Lo primero de todo para saber cómo es nuestra hidratación es conocer cuáles son los síntomas que desencadenan un proceso de deshidratación. Nuestro cuerpo nos manda señales de que necesita agua de muy diversas formas y tenemos que ser capaces de reconocerlas.
La boca seca, la lengua pegajosa o bien hinchada, nos indica que debemos beber. Si nos sentimos fatigados o cansados. Cuando nos duele la cabeza, a veces con un simple vaso de agua podemos solucionarlo, el dolor de cabeza es una señal de que necesitas más agua (entre otras cosas). Si tenemos problemas de estreñimiento, también suele ser una señal de que no bebemos suficiente agua. Aunque en este último caso a veces hay excepciones al problema de estreñimiento. Nuestra piel es un reflejo de nuestra salud y no puede ser menos en el caso de la hidratación, si somos de piel seca necesitamos beber más.
Otros síntomas, un poco más serios, que nos indican que estamos deshidratados son: sufrir mareos o vahídos, náuseas o vómitos. E incluso puede llegar a afectar a nuestro estado de ánimo. Sufrir irritabilidad también puede ser un síntoma de que nuestro cuerpo se está deshidratando.
Si sufres con frecuencia alguno de estos síntomas, tal vez debas replantear la cantidad de agua que bebes al día. Y si piensas que es correcta, contacta con un profesional de la salud que pueda ayudarte a solucionarlo y buscar la causa del problema.
Pero mientras, te dejamos por aquí algunas recomendaciones que te pueden ayudar a estar siempre bien hidratado.
Beber un vaso de agua templada en ayunas por la mañana puede ser muy beneficioso. Ayuda a tonificar tu cuerpo. Ayuda a terminar de eliminar las toxinas de tu cuerpo que han sido depuradas durante la noche por tu hígado y riñones. Y te ayuda a ir con más facilidad al baño por la mañana.
Tenemos además que beber suficiente agua a lo largo del día. Una forma de hacerlo y no olvidarnos es preparar una botella con el agua que queremos beber. Podemos además hacernos infusiones si el agua sola nos aburre. Y en verano, que hace más calor para infusiones, puedes prepararte agua de sabores, con infusiones frías o bien con trozo de frutas (pueden ser congeladas).
Beber agua fuera de las comidas es la mejor opción, ya que si bebemos mucha agua durante la comida, podemos influir en los procesos digestivos, y convertir nuestra digestión en un problema.
Es importante evitar confundir la hidratación que necesita nuestro cuerpo con lo que nos pide el paladar. Es decir, bebidas azucaradas, refrescos y bebidas con alcohol no nos ayudan a hidratarnos. Aunque tengan cuando las bebemos una sensación muy refrescante, su efecto cuando las metabolizamos en el cuerpo es justo el contrario. Los azúcares y los alcoholes de esas bebidas que prometen ser muy refrescarnos e hidratarnos, lo que hacen es deshidratarnos aún más. Ya que su proceso de metabolización requieren de mucha agua.
Evita improvisar en cuestiones de salud, sobre todo para la hidratación de tu cuerpo. Lleva siempre tu botella con agua o con tu bebida casera favorita.
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