Aunque no nos demos cuenta de ello, nuestra alimentación esta llena de alimentos fermentados. Los procesos fermentativos hacen que podamos obtener subproductos alimentarios de materias primas naturales. Como en el caso de los quesos y del yogur, también el pan y algunas bebidas como la cerveza y el vino. A lo largo de la Historia, muchas culturas y civilizaciones han usado los procesos fermentativos, egipcios y asiáticos, por ejemplo, siendo tradiciones que han perdurado hasta nuestros días. En la cultura asiática encontramos el tofu y el miso, por ejemplo, muy comunes en la cocina china y japonesa. También en Europa encontramos alimentos fermentados como algunos encurtidos y el chucrut.
Existen otros alimentos fermentados menos conocidos, pero que actualmente están empezando a tener relevancia en nuestra alimentación, como es el caso del «kefir» y la «kombucha». Ambos hongos que fermentan, ya sea en agua, leches de origen animal o tés.
Desde un punto de vista nutricional, los alimentos fermentados pueden ser muy beneficiosos, ya que contribuyen a reestrablecer nuestra flora intestinal Pero al mismo tiempo, tenemos que tener precaución, ya que pueden también perjudicar nuestra flora debido a un consumo excesivo o inadecuado. Es importante hacer un consumo responsable de estos alimentos y sobre todo consultar con un profesional de la alimentación en caso de dudas. Pide tu cita con nosotros y resuelve tus dudas. Come sano y sobre todo come bien.
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