TOXINAS – HÁBITOS ALIMENTACIÓN

Punto 2. ¿Sabes que son las toxinas en tu cuerpo? ¿Sabes cómo trabaja tu cuerpo para eliminarlas? Qué puedes hacer para ayudar a tu cuerpo a mantenerse limpio.

Continuamos con el tema que empezamos en la publicación “nuevos hábitos en tu alimentación».

Seguro que muchas veces has oído hablar sobre la depuración de tu cuerpo y la eliminación de toxinas. Aquí te contamos que hay de verdad y de mentira en todo esto.

Nuestro cuerpo es una máquina perfectamente ideada, con unos sistemas naturales de depuración y de filtración, ella sola es capaz de mantener su propia homeostasis, su propio equilibrio. En un correcto funcionamiento del sistema no hace falta hacer mucho para mantenerla.

Pero, qué sucede con el paso de los años y con los malos hábitos. Como todas las máquinas debemos cuidarla bien y si no lo hacemos con el tiempo comenzamos a ver los problemas. Entre ellos, el desarrollo de un hígado graso, problemas de digestión, inflamaciones en el intestino, problemas de estreñimiento, problemas de azúcar (diabetes), de colesterol, de tensión, cardiovasculares, inflamaciones en articulaciones, etc. ¿Por qué sucede esto?

Principalmente, esto sucede debido a los malos hábitos alimenticios y de estilo de vida que vamos adoptando a lo largo de nuestra vida. Mantener y limpiar los filtros naturales de nuestro cuerpo es importante en estos casos. Y, ¿cómo podemos hacerlo? Lo primero de todo es saber qué es lo que estamos haciendo mal y cambiar lo antes posible.

Entre las “toxinas”, o productos que perjudican nuestro cuerpo, se encuentran:

Drogas. Por supuesto, qué duda cabe, que las drogas son toxinas que entran en nuestro cuerpo. Aquí podemos incluir desde las legales, como el tabaco, a las ilegales.

El alcohol. El consumo de alcohol no es para nada recomendable y no da ningún beneficio a nuestro cuerpo. Ni antioxidantes, ni hidratación ni nada por el estilo. Lo único que aporta son azúcares y toxinas que nuestro cuerpo tiene que depurar y eliminar. Y que a largo plazo puede afectar de forma muy negativa a esos filtros naturales de nuestro cuerpo (hígado y riñones principalmente).

Los refrescos y las bebidas azucaradas. Otro de los mayores problemas con los que nos encontramos es el elevado consumo de ciertas bebidas y refrescos que hacemos a la semana. Estas bebidas no contienen ningún tipo de nutriente ni de beneficio, solo son un regalo para el paladar. Suelen contener alto contenido de azúcar e ingredientes artificiales, que al igual que sucede con al alcohol, se acaban convirtiendo en toxinas para nuestro cuerpo y que éste tiene que intentar eliminar.

Los alimentos procesados. Entiéndase por alimentos procesados aquellos que han sido sometidos a un proceso de transformación física, química o biológica. Dentro de este tipo de alimentos podemos encontrar algunos de mejor o de peor calidad en base al proceso de producción (fritos, precocinados, etc.) o los ingredientes que contengan (conservantes, azúcares, edulcorantes, potenciadores del sabor, aditivos, etc.).

Bollería industrial y dulces en general. Ni que decir tiene que un elevado consumo de azúcares, sobre todo el azúcar refinado, tiene consecuencias muy negativas en nuestra salud.

Embutidos y carnes rojas. Hoy día existen muchos estudios al respecto sobre los efectos a largo plazo que tiene el consumo excesivo de carne roja y embutidos. Nuestro cuerpo puede llegar a sufrir una saturación de este tipo de alimentos con el tiempo. Afectando a los niveles colesterol y grasas, y provocando problemas cardiovasculares.

Los microplásticos. Actualmente encontramos muchas investigaciones que hacen referencia a la presencia de microplásticos y nanopláticos dentro de la cadena trófica alimentaria, debido al consumo de pescados y mariscos. No se sabe con exactitud los problemas que pueden tener a largo en nuestra salud. Pero teniendo en cuenta que los microplástico y nanoplásticos se comportan como disruptores hormonaes y captadores de metales pesado y toxinas, no suena muy alentador. Recomendaría en este caso un consumo moderado de los alimentos de origen marino.

Metales pesados y sustancias tóxicas. Éstos pueden encontrarse en muy diversos alimentos y por muy diferentes causas. Ya sea por contaminación atmosférica, por contaminación de un pozo, un acuífero o un río, por vertidos ilegales de sustancias tóxicas, por accidentes petroleros, nucleares, o en el transporte de sustancias peligrosas. Es importante conocer el origen de lo que compramos y cómo y en qué condiciones ha sido producido.

Evitar el consumo de estos productos es primordial para cuidar nuestra salud, y si esto lo acompañamos con buenos hábitos mejor que mejor. Como por ejemplo aumentar la ingesta de verduras y de frutas de temporada (y si podemos ecológico y local aún mejor), disminuir el consumo de carne y pescado e introducir un estilo de vida más sano que incluya el ejercicio y el descanso. También puedes ayudar a eliminar aún más esas toxinas acompañando tu alimentación de plantas que limpian y protegen tus filtros naturales.

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